Agosto 12, 2021
“Freddy Krueger regresa de nuevo para aterrorizar a los Guerreros del Sueño que sobrevivieron, así como a una joven que pudiera ser capaz de derrotarlo para siempre.”
Dirigida por: Renny Harlin
Escrita por: William Kotzwinkle y Brian Helgeland (con ayuda de Wes Craven)
Protagonizada por: Robert Englund como Freddy Krueger y Lisa Wilcox como Alice
Trailer
Si han seguido mis retrospectivas de Nightmare y Halloween se habrán dado cuenta que las cuartas entregas coincidieron en el año 1988, pero mientras que Michael Myers tuvo largas pausas entre sus matanzas, Freddy tuvo un ritmo muy agitado de casi una peli por año desde su primera aparición. Pregunta retórica: ¿Qué puede salir mal al producir secuelas sin alma tan rápido como sea posible en una saga muy querida que acaba de tener uno de sus puntos altos?
La secuencia de apertura comienza muy conceptual, pero la vieja casa de los Thompson ahora sí sería una perfecta atracción en un parque temático. Sin ninguna demora vemos que Kristen Parker (Tuesday Knight) desafortunadamente ya no es interpretada por Patricia Arquette quien en este momento era muy cotizada por Hollywood, Kincaid (Ken Sagoes) sigue siendo el tipo rudo y Joey (Rodney Eastman) ya no tiene problemas para hablar. Ahora, el resto del elenco se siente como retroceder en calidad y solo fueran las víctimas de turno, muy al estilo de Viernes 13, tanto así que nos enseñan sus miedos o puntos débiles de manera obvia antes que desarrollen de cualquier manera los personajes.
Si bien es cierto que los villanos tipo Slasher destacan por resistirse a morir literal y figurativamente hablando, el regreso de Freddy no tiene sentido -aún si usan efectos prácticos hermosos para su primera escena en la cinta- y es quizás por ello que en ningún momento se molestan en explicarnos por qué o cómo regresó; esto no es nuevo en el género pero el problema aquí es que Nightmare vive y muere por el peso de su nombre. Creo que todos esperábamos algo mejor aún en 1988.
A los 27 minutos verán algo que sí les provocará pesadillas 100% reales, porque más que ser digno del Slasher de Springwood esto es más bien un truco sacado directamente del repertorio de Bugs Bunny, y justo es en esta cinta donde pasamos del Freddy amenazante al Freddy que se auto-parodia sin darnos cuenta. Al menos la muerte de los 46 minutos no está mal.
El clímax de la cinta es de alguna forma lo único rescatable por dos motivos; primero, la pesadilla de Debbie (Brooke Theiss) comenzando a los 69 minutos que tiene efectos prácticos de altísima calidad. Toda esta secuencia me recordó un cierto filme de David Cronenberg, también de la década de los 80s’, que es de mis favoritos de todos los tiempos. Por otro lado, había potencial en la idea de que Freddy encontrara una manera de succionar a cualquiera a su mundo sin necesidad de estar relacionados a su muerte pero por lo demás, el último enfrentamiento de Krueger contra nuestra heroína es demasiado caricaturesco en mi opinión. Sentí como si hubiera viajado a un pasado un poco más reciente y estuviera viendo un episodio de los Power Rangers o uno muy malo de Buffy la Cazavampiros, dejando de lado la última muerte porque esa sí estuvo excelente.
El Amo de los Sueños es una secuela directa a los Guerreros del Sueño, y sin embargo parece que la producción no hubiera visto la entrega anterior porque todos sus puntos buenos se perdieron. La cuarta pesadilla tiene un elenco muy débil que apenas sirve para rellenar escenas, una historia confusa que no lleva a ningún lado, y el peor pecado de todos en el horror ochentero, muertes aburridas por casi toda la película por querer dejar todo lo bueno hasta el cierre. Hablando de cierres, en este punto es obvio que la saga de Elm Street no iba a morir pronto pero no puedo evitar recordar mis palabras exactas para la reseña de la parte 3: la verdad es que Dream Warriors hubiera sido un cierre ideal para la leyenda de Freddy Krueger.
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