Bienvenidos, amantes del terror.
El día de hoy iremos a San José, Costa Rica; específicamente, al Museo de los Niños. Esta edificación durante décadas funcionó como la Penitenciaría Central de Costa Rica, pero fue clausurada y, tras entrar en estado de abandono, se convirtió en el Museo de los Niños en 1994.
La fama de lugar embrujado de esta edificación es innegable. Es bien sabido dentro de la memoria colectiva costarricense que este museo alberga un oscuro pasado, no solo por haber encerrado criminales, sino también porque dentro de sus paredes hubo múltiples asesinatos, violaciones y hasta supuestos rituales satánicos.
Dentro de los múltiples rumores destacan que los prisioneros comían sopas a basa de rata. Además, entre ellos mismos se hacían tatuajes sin control ni las medidas necesarias. Esto solo para hacernos una idea de las pésimas condiciones sanitarias en las que se encontraban los reos.
Hubo un caso, por ejemplo, que se trata de un reo encargado de lavar la ropa de los policías. Debido a sus labores, el resto de los prisioneros lo veían como interesado, deshonesto y traicionero, por lo que, en consenso, decidieron asesinarlo, sacarle el corazón y jugar canicas con él. También, la banda de Los Hijos del Diablo fue capaz de asesinar a un preso, arrancarle la cabeza y jugar fútbol con ella en el patio principal de la penitenciaría con el objetivo de ganarse el respeto de los demás presos.
Esta banda, Los Hijos del Diablo, fue una de las más temidas de la Penitenciaría Central. Se formó allí dentro y poco se sabe de sus miembros ya que todos se comunicaban por sus apodos (como por ejemplo La Negra Wilson, Salchicha, Go-Go, Mordisco’emono y Canalete). A su vez había otras bandas, como Los Escorpiones Negros y Los Nietos del Demonio, quienes en algún momento unieron fuerzas para, según ellos, poner orden en la cárcel.
En cuanto a eventos paranormales, tanto usuarios del museo como funcionarios del mismo han confirmado que se escuchan sonidos de ultratumba allí dentro a cualquier hora. En el Museo Penitenciario (ubicado en el interior del Museo de los Niños), se escuchan múltiples voces, como si hubiese reos en las celdas, aunque solamente hay maniquíes.
Se asegura también que una niña aparece en distintas partes del Museo de los Niños. Cuando los oficiales de seguridad la ven y se acercan, ella desaparece, se esfuma. Se dice que, antes de ser la Penitenciaría Central, esta edificación fue una cárcel para mujeres y menores de edad, por lo que alguna niña tuvo que haber muerto aquí y, por ende, de ahí sale la leyenda de la niña del museo.
El ambiente en el Museo de los Niños es mucho más pesado de noche. Tanto es así que a los oficiales de seguridad se les aconseja nunca hacer rondas solos en la noche, ya que la mente es muy poderosa y puede jugarles mal gracias a todos los eventos que han ocurrido allí en el pasado.
Es innegable que este lugar ha presenciado mucha sangre y mucho sufrimiento, pero, ¿de verdad habrá fantasmas aquí?
¿Ha tenido usted experiencias paranormales en el Museo de los Niños? ¡Déjenos sus comentarios!
