"HELLIONS": El nuevo vientre monstruoso: El legado de Polansky

 


El mero significado de la palabra que le da título a la cinta de Bruce McDonald define gran parte de lo que debemos esperar de ella; “Hellions”, cuyo significado apela a un infante malicioso, problemático y ruidoso.

Esta película del 2015 es la bis bisnieta del clásico de Roman Polansky, “Rosemary’s baby”. 

“Yo no quiero que el espectador piense esto o aquello, quiero que simplemente no esté seguro de nada, esto es lo más interesante, la incertidumbre…” dice Polansky y retoma McDonald muy a su estilo y adaptándolo a la historia de Pascal Trottier; pero, ¿qué sería esta película sino más que un remake de una de las precursoras del cine de terror como lo conocemos hoy?, bien, pues “Hellions” utiliza muchísimos otros recursos que la llevaron directo al aclamadísimo Festival de Cine de Sundance pese a que el género es raramente exhibido en dicho evento.


Si bien este artículo sobre el filme contiene ciertos spoilers, es imposible (en criterio de quien escribe) explicar la cinta, por dos cosas, la primera siendo que dependerá totalmente de cómo entienda y perciba la película cada espectador y, eso dado que hay un millón de explicaciones a las referencias y alegorías que se muestran en pantalla, las cuales se formulan desde creencias y valores o incluso la moral de cada persona y la segunda, alude más al aspecto técnico y artístico del filme, que en definitiva debe ser digerido por uno mismo, habiendo dicho eso, desmenucemos y expliquemos todo lo bueno y lo no tanto de “Hellions”.

Los detalles son clave, y, debemos estar atentos a ellos para poder descifrar otras cosas conforme avanzamos en el filme; desde el tremendo diseño sonoro que nos brinda innumerables pistas desde los primeros minutos hasta la decoración por parte del departamento de arte que esconde referencias en cada espacio que rodea a la protagonista, una chica de diecisiete años que descubre en pleno Halloween que está embarazada; toda esta premisa se establece en apenas nueve minutos, inclusive antes de que aparezca el título de la cinta en pantalla.

Dora, la protagonista, parece representar más a un tipo que a ella como individuo, y, es que no logramos conocerla a fondo en esos escasos minutos de historia; la chica es una adolescente asustada por la noticia de un embarazo no deseado y es aquí donde comienzan los guiños del director a su público diciéndonos entre susurros que el verdadero subgénero es el “Home Invasion”, de hecho, cuando descubrimos junto a la protagonista el reto al que se enfrenta (su embarazo) se comienzan a utilizar astutamente las famosas técnicas (propias del género en el cine) del claro oscuro y el espacio negativo para dar a entender que a raíz de ese episodio estamos entrando de lleno a una película de terror.


Discretamente se retrata al embarazo como un evento terrorífico y de pronto similar al satanismo o a algún ritual a través de clichés del periodo de gestación, tales como los antojos; el aura y la vibra de Dora al momento de prepararse un bocadillo con ingredientes comúnmente utilizados en hechizos y procedimientos esotéricos es un momento escalofriante implícito que nos remonta inconscientemente a un procedimiento de brujería, otro evento así se suscita cuando observamos a la chica mimarse tomando un baño con sales donde percibimos la inminente referencia a un caldero.

Para retomar e intentar respaldar el encasillamiento de esta película en el “Home Invasion”, referiré a las metáforas que dan sentido al terror a través de su protagonista. La casa. Con la llegada de quienes serán los antagonistas comienza una invasión literalmente, sin embargo, también iniciará una invasión metafórica ya que la casa está representando el cuerpo de Dora y el desastre que llega anunciado con una tormenta y seguido por los destrozos de la propiedad a manos de estos endemoniados niños, así se proyecta el terror de la pérdida del control de su propio cuerpo, cumpliendo con todas las características del subgénero.


Uno de los aspectos más confusos o reveladores de la trama es el paso del tiempo. Pese a contar con un plano (insert) exclusivo y repetitivo del ícono máximo de esta medida, el reloj, parece que siempre estamos teniendo una insinuación visual de objetos que leen la hora, siendo este un recurso mínimo para entender o estar confundidos ante el paso del tiempo; el verdadero protagonista de ese recurso (el tiempo) es la luz y el imprevisto cambio de matiz o tinción colorimétrica, pues pasamos de una fotografía balanceada en todos sus aspectos a una con tintes que varían entre los rosados, violetas y rojos, todo en pro de la narrativa justificando la condición de luna de sangre y utilizándose igualmente para destacar otros detalles que hacen honor a la fecha y su efeméride, por ejemplo runas que anuncian sacrificio, cosecha y nacimiento, así como viéndonos constantemente rodeados por la leyenda de Jack O’lanttern y la tradición del Trick or Treat pero sobretodo la de los disfraces. 

En un recordatorio del terror interno de Dora, convivimos a lo largo del filme con su vestuario, el cual consta de un vestido blanco y unas alas de ángel, cuya blancura se ve transgredida por la mancha sangrienta de una mano a la altura del útero, aludiendo nueva e igualmente a la premisa que aborda una de las categorías de “Lo monstruoso Femenino” de Bárbara Creed, “El vientre monstruoso”, donde la mujer funciona como mero receptáculo para traer a la vida a quien será el punto cumbre de la maldad, aquí contrario a la opinión de Roman sobre “El bebé de Rosemary”, (aunque esa cinta y “Hellions” comparten de cierta manera la premisa y el tipo de “monstruoso femenino”) Polansky estableció firmemente que “mostrar al bebé hubiera sido un grave error”, en cambio, Bruce McDonald decide tener momentos en pantalla donde podemos ver con detalle desde el crecimiento del feto (remontando un poco al trabajo de Stan Brakhage con “Window, Water, Baby”) hasta un primer plano del monstruoso producto del embarazo de Dora.


Sin duda “Hellions” es una película que podría llegar a ser un nuevo clásico y que tiene el potencial suficiente para convertirse en una obra de culto. Perfecta para un ambiente “halloweenesco”, para sacarnos un par de sustos y definitivamente para quedarse pensando “¿qué c***j* acabo de ver?”.

“Hellions” está disponible en Amazon Prime Video y en Youtube por un mínimo precio de compra y renta.


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