Comentario: El Horror Mexicano (parte 1) ►Horror Hazard◄

 Mayo 26, 2021


¡Gracias México por ser mes a mes la nación que más nos lee! También muchas gracias por leer mi humilde esfuerzo de resumir la identidad de una tendencia fílmica de una nación que no es la mía, y finalmente una disculpa por cualquier inexactitud, omisión o apropiación cultural por parte de este costarricense cualquiera que solo intenta devolverles algo del cariño que nos dan.


Se dice que los 30s' y 40s' del siglo pasado fueron la época dorada para los estudios de cine mexicanos en cuanto a ventas se refiere ya que había muchísimos de ellos que producían y exportaban filmes, debido a la alta demanda del resto del mundo hispanohablante por algo más nuestro que el cine Hollywoodense, y ello permitía a su vez unos valores de producción muy altos además de tramas e ideas ambiciosas por el "boom" del negocio.


Juan Bustillo Oro

Dos Monjes (1934)

En términos generales, toda Latinoamérica define sus leyendas por la influencia prehispánica del animismo y sus dioses y espíritus que habitan en y explican todo nuestro entorno, mezclados con el cambio cultural de la moralidad, la Iglesia y el diablo que fueron importados de Europa junto con los mitos e historias propios del continente viejo; ciertamente es un buen punto de partida para explicar la idiosincrasia de aquellos pioneros en los inicios del cine de terror mexicano. Es durante el estallido de las décadas doradas que Ramón Peón y Juan Bustillo Oro dirigieron las dos primeras cintas de nuestro querido género, específicamente La Llorona (1933) y Dos Monjes (1934) respectivamente. Aunque esta última no es exactamente terror y más bien pudiera ser un expresionismo gótico al estilo del Gabinete del Dr. Caligari (1920), nos dio una pincelada del talento de Bustillo que se mantendría activo por muchos años y fue una figura clave en los inicios del terror mexicano.


El hombre sin rostro (1950)

Aún en la época de oro pero ya llegando a sus últimos años, Mauricio Magdaleno dirigió La Herencia de La Llorona (1947) visitando de nuevo el personaje como si supiera que una época que empezó con ella estaba por acabar, mientras que Bustillo nos regaló El Hombre Sin Rostro (1950) que fue posiblemente el primer ejemplo mexicano de una historia de crimen enfocada en un asesino enmascarado, casi como un antepasado de la tendencia “Slasher” de los 80s’ en Estados Unidos o un hijo orgulloso del clásico M, El Vampiro de Düsseldorf (1931) que tomó una nueva y emocionante dirección cuando todos sus hermanos solo siguieron la fórmula de papá.


Abel Salazar

El Vampiro (1957)

A partir de este punto la industria cinematográfica mundial se retrajo hasta cierto punto y apostó por proyectos de entretenimiento popular y con inversiones menores para tratar de sacar la mayor ganancia posible; como bien sabemos, el horror es el mejor género para multiplicar exponencialmente nuestro capital siempre que el resultado de la apuesta sea el que esperamos. Uno de los apostadores que se arriesgó fue un galán de la era dorada que se dedicó a producir, Abel Salazar. Probablemente los trabajos más importantes en los que estuvo su nombre fueron El Vampiro (1957) y El Ataúd del Vampiro (1958) que revivieron el cine de vampiros de la mano del director Fernando Méndez y con Germán Robles como el Conde Karol años antes que Christopher Lee y Hammer Films hicieran sus versiones de Drácula. Aunque no tan importante a primera vista, no puedo dejar de mencionar El Ladrón de Cadáveres (1956) de Fernando Méndez que tampoco es el primer ejemplo de terror con ciencia ficción en la historia mexicana pero sí uno de los más recordados por su trama de robar cuerpos de luchadores y ponerles cerebros de asesinos. Unos cuantos meses después se inició la explosión de películas del Santo y otros luchadores que no mencionaré en esta publicación ya que solo el enmascarado de plata estuvo en 52 películas y este subgénero merecería un extenso artículo propio.


El Ladrón de Cadáveres (1956)


La Maldición de La Llorona (1961)

Los 60s’ fueron una época de caos y cambio rápido en todos los ámbitos posibles más hay tres trabajos que me parece destacan más que los demás; La Maldición de La Llorona (1961) de Rafael Baledón fue el último filme de terror producido por Abel Salazar y en muchos sentidos una despedida a las décadas pasadas volviendo al punto de partida una vez más antes de avanzar, además Hasta el Viento Tiene Miedo (1968) de Carlos Enrique Taboada y El Escapulario (1968) de Servando González parecían predecir o potencialmente dictar lo que vendría en la década siguiente.


Alucarda, La Hija de las Tinieblas (1977)

Con una sociedad mucho más libre y abierta que antes, los 70s’ dieron cabida al cine de explotación en todas sus formas, sea más sangriento que antes, más sexual que antes, más macabro que antes, o todas las anteriores. Juan López Moctezuma quien fuera una célebre personalidad de radio por sus programas y trabajos referentes al Jazz en los años anteriores y estaba muy involucrado en el medio del teatro estaba en contacto con muchos pensadores radicales y movimientos progresistas artísticos y sociales, quizás por ello sus filmes presentan un tono casi psicodélico o de protesta. Iniciamos la década de la mano de este director con La Mansión de La Locura (1972) que rompía todas las normas de la industria cinematográfica mexicana que para este momento ya había sido nacionalizada, motivo por el cual sus trabajos debían auto-financiarse o contar con patrocinadores que creyeran en ellos. Aún más célebre o infame dependiendo de a quién se le pregunte es Alucarda, La Hija de las Tinieblas (1977) también de Moctezuma y que no es para públicos sensibles. Finalmente, y antes de terminar esta publicación es importante recordar Satánico Pandemonium o “La Sexorcista” (1975) de Gilberto Martínez por si no la conocen ya que ha influenciado a muchos directores contemporáneos importantes y es referenciada en trabajos de Rob Zombie y Quentin Tarantino para mencionar dos nombres.


Satánico Pandemonium o “La Sexorcista” (1975)


Sin más que decir para no extenderme aún más, les prometo que en las próximas semanas o meses habrá una parte dos para los gloriosos 80s’ y las décadas más recientes. ¡Espero les haya gustado y compartan el artículo si así fue!




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