Historia: Cucú - Capitulo I ►Horror Hazard◄

4/2/2019


Cucú es una historia original creada por Eimy Jiménez (Mitus) y está enfocada en el área paranormal, además, pretende ser interactiva donde el lector podrá escoger cuál será la mejor opción al final de cada capítulo en la que se seguirá desarrollando la historia. El desenlace de cada situación  enmarcada en las opciones se basará en la mayoría de votos realizados por parte de los lectores a las mismas. 


"Es simplemente Cucú". Así es como Wynda, una niña de nueve años, de cabellos rizados y piel dorada contestaba cada vez que los niños de su escuela confundían su apodo, y es que ella nunca se cansaba de corregirlos de forma firme y constante aun sabiendo que la mayoría de veces lo hacían solo por verla malhumorada. Cucú era el apodo que le había dado su abuelo hacía dos años cuando en su sala de estar al ser las doce el pequeño pájaro de madera salía de su puertita del reloj para avisar de la llegada del medio día y Wynda saltaba de la alegría conmocionada por los movimientos graciosos del ave falsa y su sonido de "Cucú" que ella repetía sin cesar por cinco largos minutos. Su abuelo, al darse cuenta de lo entusiasmada que se ponía al acercarse la hora, decidió bautizarla como Cucú sin volver a repetir su nombre real nunca más. El llamarla por ese apodo lo haría recordar por siempre lo feliz que ella se ponía y como sus mejillas se coloreaban al recorrer sin parar todo el lugar.


Cucú era una de las más aplicadas de su clase. Claro, parte de la razones de esto se debe a que su abuelo le prometía siempre que si sacaba buenas notas, la llevaría en aventuras en su viejo Chevrolet por lugares tétricos de la ciudad ya que ambos compartían la pasión por los relatos paranormales que veían todos los lunes en la noche antes de dormir y por culpa de ellos su abuela no podía cerrar los ojos sin sentirse totalmente pasmada y preocupada de que algo invisible los visitara.

Wynda solía llegar todos los martes a contar las nuevas historias de "miedo" a sus compañeros. Unos reaccionaban interesados y otros conmocionados a tal punto que la pobre niña fue llamada a la dirección más de una vez porque la acusaban de asustar a sus compañeritos. El director siempre la perdonaba porque compartía su misma afición y hasta le recomendaba documentales para compartir con su abuelo. Si, podrían decir que cómo un adulto podría ser tan indiferente y mostrar ese tipo de cosas de "adultos" a un niño, pero es que Wynda no era cualquier niña. Ella tenía su mente más desarrollada que varios de los niños de su edad a tal punto que muchos la veían como la mamá del grupo.


Pasó el tiempo y Wynda ya había ingresado al colegio, que por cierto se encontraba apenas a cuatro calles de su casa. Wynda era hija única pero tenía una prima que podría ser como su hermana mayor y su nombre era Elena. Elena vivía a una hora de su casa pero cuando se veían eran inseparables incluso desde que eran pequeñas. Su forma de ser y gustos eran bastante similares excepto el amor por la temática paranormal, eso a Elena no le atraía para nada y prefería que cuando el tema saliera, Wynda lo hablara con su abuelo y no con ella. 

Ahora que Wynda había crecido, su padre decidió comprarle una computadora e instalarla en su habitación. El propósito de esto era para ayudarla con sus estudios aunque el 90% del tiempo Wynda lo aprovechaba para descargar videos y películas y verlas en el DVD con su abuelo. Desgraciadamente ya el abuelo estaba alcanzado los ochenta años de edad y su movilidad estaba comenzando a deteriorarse además de sus recuerdos. Afortunadamente Wynda sabía como reanimarlo y ambos se sentaban juntos a ver documentales e incluso su abuelo se acordaba aún de historias que le ocurrían con "espíritus" cuando apenas era un joven colegial. 


La abuela, de setenta y dos años a pesar del tiempo aun seguía pasmada por estas historias y decidía retirarse del lugar al momento en que comenzaban los relatos. Y una noche no fue la excepción, cuando la abuela estaba reposando su comida en la sala, el abuelo miraba televisión con Wynda y de repente uno de los vasos de la cocina cayó al suelo. La abuela al escuchar las teorías de su marido y nieta decidió irse de inmediato a la casa de su hijo, padre de Wynda, quien vivía justo a tres casas.

La abuela tocaba impacientemente la puerta de su hijo pero este no la oía porque se encontraba en su ducha. Su trabajo como constructor hoy había estado demasiado pesado. El edificio que estaban construyendo estaba cerca del centro de la ciudad y pertenecía a un empresario multimillonario que pidió especificaciones muy detalladas sin perseverancia al fallo y por esta razón los trabajadores debían esforzarse aún más para lograr el resultado solicitado. Román, padre de Wynda, se tomaba muy en serio su trabajo y terminaba haciendo horas extras aunque sabía que no se las darían en ningún tipo de remuneración. El edificio debía concluirse en los próximos meses pero desgraciadamente sufrían cambios repentinos de personal sin explicación coherente.


Ese día, el jefe de construcción llamó a todo el personal y les indicó que su constructor más joven había sufrido un trágico accidente de camino al trabajo y su estado era casi vegetal. Aunque esto es bastante sorprendente, lo inusual y lo que retumbaba en la cabeza de Román desde el momento de la entrega de la mala noticia, es que este tipo de acontecimientos se habían convertido en algo recurrente, especialmente con Tom su mejor amigo que perdió la vida hacía un mes cuando saliendo del trabajo una máquina de la nada se encendió y dejó caer sobre su auto un bloc de cemento del tamaño de un camión. O cuando la esposa del gerente murió calcinada al ingresar en una de las bodegas para recoger su bolso y el material del lugar explotó sin razones.

¿Qué estaba ocurriendo en aquella construcción? Román se preguntaba mientras el agua caliente chorreaba por su espalda y sus manos rotas se sostenían de la pared. De repente un sonido fuerte lo sacó de sus incontrolables pensamientos y la ducha dejó de sonar. Tomó su paño y se vistió rápidamente e intentó quedarse en silencio para reconocer de dónde provenía aquel ruido. "¡ÁBREME ROMÁN!" y tres golpes fuertes sonaron en su puerta. Se puso sus zapatos, corrió y abrió la puerta y ahí se encontraba su madre... Con los ojos saltones cual si hubiese visto al mismismo diablo y sus manos dobladas en busca de auxilio se extendían en frente suyo. Con un abrazo de recibimiento Román atendió a su madre mientras su mirada se fijaba en quien se encontraba detrás de ella...

Una figura oscura y sombría se aferraba poderosamente a su progenitora mientras a sus lados se veían salir filosas garras cuyo movimiento hicieron palpitar más fuerte el corazón de Román mientras se acercaban lentamente a su cintura y a la vez enfriaban totalmente su espalda y extremidades... sin su madre percatarse de lo que se encontraba detrás suyo, Román...

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