El "romance" entre un auto Plymouth Fury 1958 con vida propia y su dueño es una historia de cómo el sentimiento más hermoso es capaz de hacernos perder la cordura.
FICHA TÉCNICA
Christine (Estados Unidos, 1983).
- Dirigida por John Carpenter.
- Escrita por Bill Phillips (Basada en la novela de Stephen King).
- Cinematografía: Donald M. Morgan.
- Edición: Marion Rothman.
- Música: John Carpenter y Alan Howarth.
- Fecha de estreno: 9 de diciembre de 1983.
- Duración: 110 minutos.
- Protagonistas: Keith Gordon, John Stockwell, Alexandra Paul, Robert Prosky, Harry Dean Stanton.
- Dirigida por John Carpenter.
- Escrita por Bill Phillips (Basada en la novela de Stephen King).
- Cinematografía: Donald M. Morgan.
- Edición: Marion Rothman.
- Música: John Carpenter y Alan Howarth.
- Fecha de estreno: 9 de diciembre de 1983.
- Duración: 110 minutos.
- Protagonistas: Keith Gordon, John Stockwell, Alexandra Paul, Robert Prosky, Harry Dean Stanton.
SINOPSIS
Arnie Cunningham (Keith Gordon) es un estudiante de bachillerato que compra un viejo auto Plymouth Fury modelo 1958 llamado Christine, con el que se muestra obsesionado. Con el tiempo Arnie deja su timidez, pero su seguridad en sí mismo lo vuelve engreído y arrogante. Su novia Leigh (Alexandra Paul) y su mejor amigo Dennis (John Stockwell) sospechan que el vehículo tiene algo que ver con eso, y es que en realidad posee vida propia.
Tráiler
Amar es entrega, devoción; es algo más que prepararle el café a tu pareja por la mañana, porque lo importante es demostrarle que harías lo que sea por verle feliz. El amor es, como bien dijo William Shakespeare, "meramente una locura".
"Christine" reúne ese romanticismo en un relato de amor torcido, obsesivo, psicópata, diabólico y hasta trágico. Stephen King publicó su novela en abril de 1983 y ocho meses después John Carpenter estrenó su versión cinematográfica. El filme es considerado una de las mejores adaptaciones del trabajo del escritor estadounidense y fue bien recibido, sellando así la reconciliación de la crítica con Carpenter, quien venía de un fracaso llamado "The Thing" (1982).
Las mejores historias de amor tienen una pareja memorable, pero "Christine" no es el típico relato de adolescentes separados por una disputa entre sus familias, o porque son de diferentes clases sociales. La tragedia radica en que la fascinación de Arnie Cunningham (Keith Gordon) por su auto llamado Christine se vuelve obsesión y ésta, en locura. El Plymouth Fury 1958 rojo cereza y blanco representa el amor enfermizo que cambia a quien, embelesado, se deja llevar por él para perderse en la trampa de un amor incondicional disfrazado de autodestrucción.
ARMANDO UN CLÁSICO
¿Puede considerarse a "Christine" un clásico, más allá de integrar la filmografía de John Carpenter? En diciembre próximo se cumplirán 40 años de su estreno, y quizá por el tiempo transcurrido o porque no es protagonizada por un actor "peso pesado" (Kevin Bacon pudo ser Arnie, pero prefirió tomar el estelar de "Footlose"), pasa un poco desapercibida. Pero esto no sucede ante los ojos de los fans de Carpenter ni los de Stephen King. Llamar a este filme un clásico es valorar todos sus elementos que justifican dicho título.
Keith Gordon es el Arnie Cunningham perfecto; hay algo magnético en su mirada, y su metamorfosis de ser un nerd/hijo bien portado a un arrogante es maravillosa, la película no funcionaría sin su caracterización. El personaje sufre un doble contrastante si lo comparamos con Dennis (John Stockwell), su mejor amigo y quien es todo lo opuesto a Arnie: Juega fútbol americano, es popular en la escuela y con las chicas. Ambos entablan una dinámica de pareja dispareja entrañable, que cobra fuerza cuando empieza a descomponerse.
Alexandra Paul, quien alcanzó la popularidad gracias a la serie "Baywatch" (1992-1997), interpreta a Leigh, la tercera en discordia entre Arnie y Christine.
Siendo fiel a la novela, la historia transcurre de septiembre de 1978 a enero de 1979, así el cambio de Arnie se siente como un proceso. El círculo social del joven se ve alterado por su actitud gallarda, al grado que sus relaciones con Leigh, Dennis, sus padres y hasta la pandilla de abusivos de Buddy Repperton se convierten en "triángulos pasionales" con los que tiene que lidiar. Cada uno es tortuoso, complicado y deriva en violencia.
ROMANCE INSTANTÁNEO
Un automóvil es símbolo de poder y estatus. Para un varón adolescente manejar es la máxima expresión de libertad y, ¿por qué no? también sirve para llamar la atención de las chicas.
Pero sin importar la edad, con un auto se entabla una relación amor/odio: Se le habla bonito si rinde, se le grita cuando no arranca y hasta se le apoda cariñosamente. En "Christine" ese tipo de relación se lleva al extremo, pero para Arnie significa su primer amor. Desde que ve el coche por primera vez, el click se da de inmediato y así nace un "romance" entre ellos. Él sabe que a diferencia de sus amigos o una pareja, Christine nunca le dejará ni le traicionará, el único precio que deberá pagar es dejar de ser él mismo.
En su inicio la película tiene un tono similar a las comedias sexuales adolescentes de la época, como "Porky's" y "Zapped!" (filmes de 1981 y 1982 respectivamente, que equivalen a cualquiera de la franquicia "American Pie"), al estar cargada de comentarios lascivos, bromas de doble sentido y lenguaje altisonante. Esto fue una decisión inteligente del guionista Bill Phillips porque así se evitó que la película fuera clasificada PG-13 ya que la violencia, al no aparecer en pantalla, no era la suficiente para otorgarle la clasificación R. El poder de las malas palabras, ¿no creen?
MALA HASTA LAS LLANTAS
A diferencia del libro, donde se establece que el auto está poseído por el espíritu de su antiguo dueño, Christine "nació" malvada y en ese sentido hasta podría compararse con Michael Myers, el personaje de "Halloween" creado por John Carpenter y Debra Hill, encarnación del mal puro e imparable que no puede morir. Es el único auto rojo en salir de la línea de ensamble y no tarda nada en provocar sus primeros daños.
La influencia de Christine sobre Arnie se manifiesta desde su primer encuentro y literalmente tiene su clímax en la escena donde se reconstruye frente él, teniendo una sensual música de fondo para enfatizar esa seducción diabólica. Por cierto, los efectos visuales fueron obra de Roy Arbegast, quien trabajó en los de "The Thing", y se siguen viendo tan reales y efectivos como hace 40 años.
"Christine" también comparte línea argumental con "Carrie", otra novela de Stephen King llevada al cine, al incluir una madre inflexible y castradora, así como elementos de abuso escolar que derivan en una historia de venganza donde el personaje principal se da cuenta que posee un poder para acabar con sus enemigos.
La música de los años 50s sirve para dar "voz" a Christine pero también respeta la esencia del libro, ya que cada capítulo inicia con el fragmento de una canción donde se alude un hecho importante.
Otras variaciones importantes con respecto a la novela son el Estado donde ocurre la historia (de Pennsylvania a California) y casi todas las muertes, algo que se hizo porque resultaba muy costoso filmarlas o se prefirió hacerlas vistosas.
EL AMOR MUERDE
¡Ah, el amor! Ese sublime sentimiento que eleva nuestro espíritu y ánimo, pero también es capaz de hundirnos en la más profunda tristeza. "Christine" nos dice que detrás de él se pueden esconder intenciones manipuladoras y enfermizas disfrazadas de cariño.
Citando a La Biblia, el amor "Todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta"; pero también es capaz de deformar, retorcer, tergiversar y cegar. Carcome y es capaz de consumirnos vivos, con esa naturaleza de insecto insaciable a la que se refiere Stephen King en la novela.
En un aspecto menos sombrío, también trata sobre cómo las relaciones cambian, la amistad incondicional y el madurar enfrentando el recuerdo de nuestras relaciones pasadas.
Pero "Christine" es una historia que será recordada por mostrar el amor en forma primitiva y egoísta: Rabioso, asfixiante, destructivo, y si en algún momento cruzamos descuidados la calle de la vida, podríamos ser arrollados por su furia.
Cuidado, corazón, porque el amor te puede devorar el alma.