Apocalipsis a bordo: Reseña sin spoilers de Snowpiercer (2013)

Calificación: ★★★★

Snowpiercer (El expreso del miedo en Hispanoamérica y Rompenieves en España) es una película coreana-checa de drama, suspenso y ciencia ficción que se estrenó en 2013. La película, dirigida por Bong Joon Ho y protagonizada por Chris Evans nos ubica en un mundo post-apocalíptico en el que los humanos sobrevivientes viven todos a bordo de un tren que nunca se detiene.


Me parece una falta de respeto a mí mismo no haber visto esta película antes. Esta increíble historia dirigida por el ganador al Oscar, Bong Joon Ho (Parásitos), nos invita no solo a concientizar sobre el fin del mundo y de lo que la humanidad restante es capaz de hacer, sino también nos cachetea seriamente mediante una crítica a las clases sociales.

Para quienes lograron ver Parasite (2019), esta temática puede resultarles familiar. En esa película, la cual fue la primera ganadora al Oscar a Mejor Película sin ser de habla inglesa, el director también critica las clases sociales. No obstante, aunque en un análisis muy superficial puede parecer que es algo repetitivo, él lo logra abordar desde aristas bastante diferentes.



Sin revelarles muchos detalles, en este tren post-apocalíptico las personas más pobres viven al final, en la cola, mientras que, a medida que se llega al frente, viven las personas más adineradas. Esto no solamente se traduce en una ubicación dentro del tren, sino que también se extiende a la calidad de la comida que ingieren, la limpieza a su alrededor y el trato por parte de las autoridades.

La película inicia cuando un hombre (interpretado por Chris Evans), acompañado por varios de sus vecinos, genera una revuelta en el último vagón con la tarea de llegar al frente y reclamar un mejor trato para los suyos. En el primer vagón se encuentra la figura del locomotorista, llamado Wilford. Este hombre se encarga de cuidar el motor, el cual es prácticamente santo para las personas de los vagones más frontales.



En cuanto a los temas, esta película es una obra maestra. Más allá de la crítica a las clases sociales, lo cual, en mi opinión, es la columna central de la historia, el guion se expande a muchas otras áreas de desigualdad y crítica como el racismo, la xenofobia, la contaminación ambiental e incluso otras áreas como la religión.

Este último es un tema que podría pasar casi desapercibido si no se presta mucha atención. Hay una escena específica entre el final del primer acto y el inicio del segundo en que el personaje de Tilda Swinton enfrenta a los del vagón más pobre. En este momento, ella les comenta el carácter divino que no solo tiene el motor del tren, sino también Wilford, el "conductor". Hay muchos parlantes, cámaras y micrófonos por todo el tren mediante los que se le puede contatar a él, pero nunca contesta y nunca aparece. Esta falta de un ser supuestamente omnipresente sumado al escenario de un mundo en ruinas es el toque perfecto que engloba las otras temáticas.



En cuanto a los aspectos de terror, lamento informarles que no hay monstruos ni jumpscares. En realidad, se trata de una historia que se desarrolla en un escenario cambiante, pero bastante monótono, lo cual también apoya a la crítica que se realiza. Se trata de una historia de ciencia ficción que busca hacernos concientizar sobre el ambiente a la vez que nos propone un escenario que se encuentra en el fondo de todas nuestras mentes: ¿qué pasaría si el mundo como lo conocemos deja de funcionar?

Además de la impresionantemente fascinante dirección de Bong Joon Ho, las actuaciones son el acompañamiento perfecto para esta historia tan retorcidamente interesante. Esta versión del fin del mundo viene liderado por actores de renombre como Chris Evans, Tilda Swinton, Song Kang-ho, Octavia Spencer y Ko Asung. Todos y cada uno le brinda un tinte necesariamente distinto a esta historia, pero mis más grandes destaques son sin duda alguna Evans, Swinton, Song y Spencer.

A pesar de que el mundo entero pudo haber perdido la fe en él tras su paso por Marvel, yo me mantengo firme en que Chris Evans es capaz de liderar una película de una muy buena manera. Tal vez no sea el actor del siglo, pero no es malo para nada. Swinton es como la fuerza que se opone al resto de personajes principales, ya que representa el peligro y constantemente humilla y deteriora a los del último vagón. Song Kang-ho brinda un excelente balance porque, aunque su personaje puede erróneamente reducirse a un adicto durante la mayor parte de la película, en realidad es una mente maestra que es víctima de sus propias circunstancias. Finalmente, pero no menos importante, es Octavia Spencer siempre es bienvenida. Recientemente la vimos en Ma (2019) y The Witches (2020), pero me atrevo a decir que este papel le sienta particularmente bien porque deja un poco de lado la comedia y le brinda más paseo y fuerza.



En general, me parece que Snowpiercer es una joya cinematográfica que no solo busca que concienticemos sobre todo lo anteriormente mencionado, sino que también espera que despertemos. Las soluciones a nuestros problemas no dependen de nadie más, sino de nosotros mismos. Nuestro futuro no puede ser depositado en otras manos más que en las nuestras.


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