Puntuación: 7.5 de 10. No es otra película ordinaria de vampiros, ni tampoco es la mejor, pero logra satisfacer nuestras ansías de ver una película muy buena de monstruos donde los protagonistas no tienen escapatoria.
Los vampiros siempre han sido un clásico del cine de terror. Este monstruo lleva atormentando nuestras pesadillas desde 1897 con Drácula, el libro de Abraham “Bram” Stoker que dio origen a todo, pasando por el estreno de Nosferatu en el año 1922, la primera película de vampiros en la historia (o sea, hace 101 años), Drácula de 1992, interpretada por Gary Oldman y llevándonos hasta hoy, con la adaptación a la pantalla del capítulo siete en el libro de Bram Stoker, llamado La bitácora del capitán (The Captain’s Log, en inglés), estrenada esta semana.
Cabe resaltar que el director, André Øvredal, trató de mantenerse muy fiel al relato original, pero para los que lo leímos, obviamente hay libertades creativas que con toda la razón del mundo se tomó. Después de todo, el capítulo es muy corto.
Según el director, esta versión de Drácula no lo retrata con esa delicadeza, porte y carácter seductor con la que ha sido retratado previamente, en cambio, esta vez lo vemos como un personaje sádico, violento y primitivo.
Este es un capítulo que siempre ha sido pasado por alto, con menciones muy irrelevantes para la historia, por lo cual Øvredal es oficialmente el primero en contar esta versión de la historia.
¿De qué trata la película?
Un barco mercante, llamado Demeter, sale desde Carpathia hacia Londres transportando una carga privada, específicamente 24 baúles de madera sin marcar, con el incentivo de llegar lo más pronto posible para, adicionalmente al pago, conseguir un bono económico.
Toda la película transcurre en el barco, excepto los primeros minutos previos a embarcar, lo cual nos sumerge dentro de ese estilo de vida y con una ambientación espectacular.
Como dato curioso, construyeron una versión tamaño real del barco en los estudios cinematográficos ubicados en Malta, con un tamaño de 214 pies de largo (65.27 m) y por si esto fuera poco, antes de que la producción iniciara, todos los actores estudiaron los conceptos básicos de navegación y tiro de mástil para poder ejercer sus funciones dentro del barco de la forma más realista posible.
Desde el principio, esta película nos sumerge tanto en el mundo de los marineros que literalmente se me quedó grabada la frase “cuando tienes un barco sin ratas, algo está mal” y en este caso, no podría ser más cierto.
La trama empieza presentándonos al doctor Clemens, el primer afrodescendiente graduado de la universidad en esa época y que se encuentra en una constante búsqueda de trabajo. Él decide ofrecerse como voluntario cuando Wojchek (David Dastmalchian), el primer oficial, solicita personal; sin embargo, no es elegido, pero las ganas de morir, digo, abordar son más fuertes que el rechazo y en un giro del destino, cuando están subiendo los baúles, él evita que uno de ellos le caiga encima a Toby (Woody Norman), el tierno nieto del capitán.
Al ver esto, el capitán Eliot, acepta la solicitud de Clemens para ser parte de la tripulación. Interpretado por Liam Cunningham, que si les suena conocido es porque otra vez volvemos a ver a Ser Davos Seaworth, un personaje que, en mi opinión, era de los más amigables que Game of Thrones tenía, solo que ahora dándole vida al capitán del Demeter y a un abuelo amoroso que impacientemente cuenta los días para pasar más tiempo con su nieto en tierra firme.
Cada historia personal, como la del capitán, hacen que nos acerquemos lo suficiente a los personajes y nos trajo la sensación increíble de que esta película daría la talla desde el principio.
Eso sin contar a su nieto Toby, que con su perro Huckleberry lo hacían un personaje demasiado tierno y en definitiva entrañable.
La historia transcurre en más o menos 4 días, durante el trayecto del barco hacia Londres. Los tripulantes empiezan a desaparecer, tienen “visiones” de una criatura extraña y el miedo de ser el siguiente invade a toda la tripulación, sobre todo cuando de la nada aparece una polizón. ¿Qué estará pasando? ¿Quién rayos es esa chica y en qué se relaciona con los sucesos extraños que están presenciando? ¿Llegarán a salvo a Londres? ¡Compren sus entradas y descúbranlo!
Definitivamente, este largometraje tiene un monstruo (interpretado por el famoso actor español, Javier Botet) muy deshumanizado e increíble, que en sí mismo no es como que da muchísimo miedo, pero la narrativa en conjunto con una increíble interpretación, donde nos transmiten claramente el terror que siente cada personaje es lo que convierte a esta película en un nuevo clásico de vampiros.