Septiembre 29, 2021
Año: 2021
Duración: 103 min.
País: España
Dirección: Macarena Astorga
Guion: Sandra García Nieto
Novela: Sandra García Nieto
Música: Karin Zielinski
Fotografía: Valentín Álvarez
Reparto:
Javier Rey, Paz Vega, Carlos Alcántara, Norma Martínez, Luna Fulgencio, Ava Salazar, Pedro Casablanc, Elvira Mínguez
Productora:
Coproducción España-Perú; Esto también pasará, Bowfinger International Pictures, Basque Films, Tondero Producciones, Hippo Entertainment Group
Género
Thriller | Thriller psicológico
Estamos en el debut de Macarena Astorga, directora que intenta crear una atmósfera misteriosa e inquietante, para ello busca elementos clásicos como cabezas de animales en las paredes, un perro que aparece y desaparece, y caracoles para hacer honor al título, aunque su presencia no sirva para nada.
De hecho mi opinión es que ninguno de los elementos tiene ningún sentido pues no logra transmitir los ecos de una cinta de terror rural quedándose a medio camino hacia un thriller inacabado.
Sinopsis
El escritor Antonio Prieto decide pasar el verano en un pueblo de la serranía malagueña, donde espera encontrar tranquilidad e inspiración para su siguiente novela. Allí conoce a Berta, una mujer por la que siente una atracción instantánea, así como a algunos personajes peculiares sobre los que empieza a escribir e investigar. Antonio comienza a descubrir que los locales guardan numerosos secretos y una perturbadora leyenda oculta. Lo que vivirá en esos días le hará ir dándose cuenta que, a veces, la realidad supera con creces a los mitos.
La película tiene una premisa buena y arranca muy bien con un plano aéreo que busca un toque parecido a lo “El resplandor” pero con paisajes a la “andaluza”. Pero rápidamente esta historia de locura se desmonta, lamentablemente.
Ya desde su inicio uno aprecia fallas evidentes de dirección en muchos personajes, especialmente las dos hermanas del remoto pueblo andaluz en que se ambienta. Por ejemplo la risa de Luna Fulgencio en su primera escena llama la atención por el misterio que transmite y se llega al convencimiento a ese momento que la cinta pone suficientes elementos sugestivos para intentar (fracasando) que el personaje del escritor de Javier Rey se sienta incómodo e intrigado pero al final esa tensión y todas las extravagancias que presenta, no toma el buen camino que al inicio uno podría haber pensado.
La película se embriaga con los pasos de títulos clásicos de terror, sobre todo cuando sigue esquemas de aquellos filmes que buscan desarrollar su historia en base a traumas. La narrativa muestra que el amor y el sexo son relevantes para procurar denotar un rol de emotividad salvaje y oculta, donde la impostura procede de un antecedente real y además tiene una especie de folk horror que transgrede al ámbito social. Pero no tiene un carácter transgresor, ni un factor sorpresa, ni una calidad destacable. La idea de la película está bien pero la lástima es que todo lo previo también sigue una espiral, pero de desaciertos.
Es rescatable Paz Vega y el trabajo de Norma Martínez (que hace de su hermana), en ambas se nota que trabajaron de forma muy acertada sus personajes. El resto del reparto exageran sus papeles haciéndolos inverosímiles. El montaje tampoco ayuda porque en muchos tramos tiene una extraña continuidad o una excesiva repetitividad. Además tengo que admitir que el acento castellano rural tiene una extraña o ¿intencional? dicción que hace que no se entienda bien algunas frases (ejemplo primero o vímero?).
La dirección y el guion son fácilmente percibidos como amateurs. Muestran mucha historia en corto tiempo y se guardan sus cartas en momentos inoportunos. Por ejemplo, en el final faltó introducir algún indicio que hiciera un cierre de narrativa estimulante. En el cine no es ya novedad la mezcla de supersticiones con estigmas, especialmente a nivel ya no solo físico sino psicológico y menos el viejo argumento de aislar a un escritor y que su texto se mezcle con su realidad.
En conclusión, la película tiene todos los elementos del terror clásico y del terror rural pero se manejan tan mal que termina siendo un auténtico despropósito.
