Septiembre 22, 2021
Reparto:
Ethan Hawke como Edward Dalton
Willem Dafoe como Lionel "Elvis" Cormac
Sam Neill como Charles Bromley
Claudia Karvan como Audrey Bennett
Estreno: 8/1/2010
Realizador: Michael Spierig, Peter Spierig
País: Estados Unidos/ Australia
Sinopsis:
En el año 2019, a causa de una plaga, los vampiros se han adueñado del mundo. La caza de seres humanos para alimentarse de su sangre pondrá a la humanidad al borde de la extinción; pero un grupo compuestos por hombres y vampiros decide luchar para salvar a los pocos sobrevivientes de la raza humana y también para hallar una forma de alimentarse y sobrevivir.
Daybreakers nos presenta una temática bastante original sobre el género vampírico. Una sociedad en la que los vampiros adquieren el poder y crean un estilo de vida para ellos, basado en la explotación de los humanos como su alimento. La lucha de los vampiros por su supervivencia y la de los humanos por la suya es una idea que puede ofrecer muchas horas de entretenimiento y una discusión moral al espectador.
Primero lo primero: los vampiros. En este caso nos presentan el vampiro clásico. Muere por exposición al sol, no tiene reflejo, estacas, plata, lo típico. Darnos algo a lo que ya estamos acostumbrados nos ahorra el proceso de cuestionarnos el porqué de esto o lo otro. Sencillamente se trata del vampiro histórico. Además de esto, tienen ciertas características burocráticas similares a Entrevista con el vampiro o Drácula.
Basta con ver el elenco de la película para suponer que se trata de una buena producción. Pero incluso un “talentazo” como Willem Dafoe no pudo hacer mucho para salvar la decadencia de la historia. En general, en cuanto a actuaciones no hay mucho que señalar. Diría que cada uno hace lo mejor que puede, he intenta dar una sensación de serenidad a los vampiros, pero llevando ropa elegante y tecnología avanzada se te olvida que llevan colmillos y son asesinos, y terminas viéndolos como los típicos antagonistas de una película de acción o comando.
Ahora, centrémonos en lo más destacable y al mismo tiempo su punto débil, la historia. La película plantea una idea muy buena sobre una sociedad dominada por vampiros. Si se alimentan de los humanos de forma desproporcionada y los desangran hasta la muerte, poco a poco la población humana disminuye, y por ende, la comida. Y esto provoca una situación social crítica que desemboca en caos; y en la búsqueda de un sustituto a la sangre humana. Teniendo a Edward como protagonista, y siendo este un vampiro, la trama plantea una discusión moral entre la relación vampiro-humano que durante la primera media hora se desarrolla bastante bien; y nos da una perspectiva lo suficientemente amplia de cómo funciona ese mundo.
Pero, como siempre, una buena idea necesita un buen escritor. Según avanza la historia se pierde en una ola de sangre y gore innecesario. Incluso las escenas de la granja de humanos, sin mostrar sangre, resulta visualmente lo más impactante de la película. Lo que debería haber sido una situación tensa para el espectador ante el descontrol de la población por falta de alimento, se vuelve una película completamente diferente con muertes, burocracia, dinero; un cambio argumental que no llega a las expectativas generadas en los primeros minutos.
Y es que el principal error que comete la película es alejarse de la idea inicial para terminar mostrando el vampiro agresivo y despiadado, casi imitando el comportamiento zombi. No critico el terminar de ese modo, sino el cómo llega a ese punto. Tanto que en cierto momento es probable que olvides cual fue la razón inicial por la que empezó todo.
En resumen, es una película que, personalmente, me apena mucho que no haya tenido el desarrollo que merecía. Incluso siendo un tipo de vampiro tan cliché, realmente llega a gustar. Todo lo logrado durante la primera media hora se pierde en un intento de recrear un vampiro que guste al público y no el que necesitaba la película. Y es que el vampiro es un antagonista que usualmente es muy mal manejado y esto hace que pierda prestigio. Y es que no necesita ser diabólico para llegar a asustar, algo que muchos directores todavía no entienden.
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