20/3/2019
Daniel o Dany
para sus amigos, había nacido en un barrio de clase baja, dentro de una gran
comunidad negra, en una ciudad costera del Caribe en Sudamérica. Poco a poco,
su familia había logrado salir de la pobreza, gracias al esfuerzo de sus padres,
su papá luego de varios años de estudio y trabajo lograba obtener una plaza
residente en la universidad estatal más prestigiosa y la madre, ama de casa de
profesión, también trabajaba en lo que fuera, desde cuidar niños, lavar ropa y
limpiar casas; apoyando a su marido para que éste lograra aquel anhelado puesto
público.
Curiosamente
Dany, disfrutaba de la escuela pues ahí aprendió a hacer amigos. Esta no era
muy grande, cuando mucho había unos 60 niños, ya que muchas familias debido a
su dificultad económica no los enviaban a estudiar y los ponían a trabajar en
el campo, fábricas o botaderos. Dany era uno de los pocos afortunados y se
sentía feliz a pesar de la pobreza en la que vivía. Ya que pensaba que tenía muchos
amigos en iguales condiciones que él.
Dany no entendía
mucho lo que pasaba, solo sabía que su mundo ahora era muy diferente. Su madre
ahora estaba sola con ellos, sin ningún apoyo económico en un país nuevo, en
donde se hablaba un idioma diferente y los negros eran una minoría que sufrían
de discriminación.
Al cabo de unos
meses, su madre logró conseguir un lugar para vivir en un precario en plena
capital, muy lejos de la costa, al tiempo que volvía a poner uso de sus oficios
domésticos para ganarse un poco de dinero. A Dany le tocaba ahora ir a una
escuela muy diferente, debía usar uniforme, pero, aunque se vistiera como los
demás nunca antes se sintió más diferente. El edificio era mucho más grande y
la cantidad de alumnos era cuatro veces mayor a los que había en su antigua
escuela. La gran mayoría eran chicos que tenían la piel más clara que la suya,
por lo que le fue muy difícil hacer amigos, pues sufría de acoso y maltrato por
su color de piel, incluso por uno que otro maestro que favorecía a los muchachos
de piel clara.
Tantas malas
experiencias, en su vida como con la de su hermana y madre, calaron hondo en su
corazón y tomó una decisión que impactaría el resto de su vida. No quería traer
a un niño a un mundo en el que ser diferente por fuera lo convirtiera
automáticamente en el objeto de burlas y odio. Él nunca se lo perdonaría.
Muchas veces tuvo una pesadilla recurrente en la que se convertía en papá y
veía como un grupo de personas se comía a su hijo sin poder hacer nada para
evitarlo. Nunca iba a ser padre.
En la
universidad, aunque ya se rozaba con personas de mayor madurez, siempre
encontró a aquel racista que por ser de piel blanca se sintiera superior y con
humillaciones y desprecios le insinuaba que abandonara los estudios. Tampoco
faltaron los otros que, por ser minoría, habían optado seguir malos pasos y
buscaron tentarlo, pero su convicción era más fuerte y no dejaba de pensar en
cumplir su promesa.
Un gran apoyo encontró durante su tiempo en la universidad en Karina, una bella chica, también de raza negra como de su edad, que había migrado desde la provincia del Caribe hasta la capital; y que también debido a su color de piel, había sufrido el mismo rechazo durante toda su vida. Ella estudiaba una carrera similar y compartieron varios cursos juntos. Lo que los hizo acercarse hasta el punto de iniciar una relación amorosa.
Sin embargo, ella no compartía el mismo temor que Dany sobre ser madre. Karina era una persona espiritual y religiosa; creía firmemente en el matrimonio y que los hijos debían nacer dentro de este tan santo sacramento. Uno de sus más grandes anhelos era casarse y tener un bebé al cual amar. Toda su vida le habían inculcado una fe en la que la mujer había nacido como medio para traer al mundo más miembros de aquella iglesia. Además, tenía un plan en el caso de que algún día pudiera tener un hijo. Ella esperaba volver a su tierra natal, donde todos eran iguales y compartían sus mismas creencias.
Dany, por el
contrario, además de no querer ser papá nunca, planeaba apenas tuviera
solvencia económica, llevarse a su madre y hermana para algún lugar de Europa,
en donde no sufrieran tanta persecución. Él creía que por aquellos lugares la
mentalidad de la gente era diferente. No tardó mucho tiempo para que sus
diferencias chocaran y les hicieran tener su primera gran discusión. Terminando
así su relación y no en muy buenos términos.
Al cabo de unos
meses Dany se graduó, hasta con honores, su mamá y hermana fueron a la
graduación y pudieron ver con gran orgullo como recibía el título. Su mamá le
obsequió un reloj de bolsillo que había pertenecido a su esposo, de esos que
están sujetos por una cadenita de oro y se abren para descubrir una foto, este
tenía el retrato de la familia completa, cuando su papá aún vivía y su hermana
tenía apenas como un año. Dany lloró de la emoción al recibir tan significativo
presente. Su mamá le dijo que aquel reloj era especial pues podría protegerlo
de cualquier mal. Por un momento pensó que le hubiera gustado tenerlo cuando
era niño y era víctima de acoso. De todas maneras, agradeció a su madre.
Aquella noche
había una gran celebración, Dany luego de despedirse de su familia, siguió
festejando con sus compañeros hasta altas horas de la noche. Nunca, durante el
tiempo de estudios había tomado tanto licor pues siempre estuvo concentrado en
obtener buenas notas. En la fiesta se volvió a encontrar con Karina, muy
elegante y arreglada, pues también se había graduado, se veía más bella que
nunca y los efectos del licor en Dany potenciaban aquella visión.
No tardó mucho
rato para que limaran las asperezas de su pasado, hasta que una cosa llevó a
otra y terminaron en la casa de Karina, con bastantes copas a su haber. Aquella
casa era nueva, de dos plantas, con un estilo moderno, en la parte superior
estaban dos habitaciones y en la parte inferior una cocina y sala. Se ubicaba
dentro de un gran residencial de reciente inauguración y alrededor de esta no
había otras casas, sino muchos lotes en espera de ser vendidos. Había logrado
conseguir un muy buen precio de alquiler pues a la gente no le gustaba mucho la
falta de vecinos, cosa que a ella no le importaba y más bien lo encontraba muy
bien pues valoraba su privacidad.
Esto, aunado a la
gran cantidad de licor en su sistema, les hizo perder la inhibición, y acabaron
en la cama donde, por primera vez para cada uno, consumieron el acto sexual
hasta quedar completamente dormidos.
A la mañana
siguiente, unos ruidos extraños despertaron a Dany. Provenían del baño del
cuarto de Karina. Él se incorporó lentamente, y se dio cuenta que ella ya no
estaba en la cama. Se sentía muy mareado y con un fuerte dolor de cabeza. Poco
recordaba de lo que había pasado la noche anterior, pero pudo sacar
conclusiones con base al desorden que había por todo el cuarto. Varias de sus
prendas de vestir estaban tiradas alrededor de la cama, junto con las de
Karina. Y pudo notar que había varias botellas de vino a medio terminar y un
par de copas de cristal, una de éstas quebrada en el suelo. El ruido se
intensificaba desde el baño, hasta que un gemido de dolor hizo que Dany se
levantara de la cama a toda prisa y al llegar a la puerta llamó a Karina. Esta
con una voz muy débil le dijo que pasara. Cuando la encontró estaba en el suelo
abrazada a la taza del inodoro, se veía muy frágil, sus ojos casi no se abrían
y estaba demasiado pálida. Él corrió a levantarla y la llevó a la cama con
dificultad pues parecía sin fuerzas.
Los dos estaban
muy asustados. Ella comenzó a temblar, como si tuviera una fiebre alta, sudaba
frío y el blanco de sus ojos se comenzó a teñir de un rojo intenso. El solo se
quedaba mirando sin saber qué hacer, buscó alrededor su celular para llamar a
emergencias, pero no recordaba donde lo había dejado y no pudo encontrarlo.
Pronto ella se desmayó, Dany sin saber qué hacer, comprobó su pulso, luego
buscó un vaso con agua y con un paño comenzó a ponerlo en la frente de la
muchacha. De repente, el cuerpo de Karina se puso rígido por completo y se
levantó en el aire unos centímetros hasta la altura de la cara de asombro de
Dany, de pronto la cama comenzó a vibrar, emitiendo un fuerte ruido mientras
brincaba en su sitio como si tuviera dentro una especie de máquina infernal.
Sorpresivamente,
la muchacha, recuperó por un momento la lucidez y mirando a Danny con sus ojos
enrojecidos le gritaba diciéndole que aquello era su culpa, por haber tenido
sexo antes del matrimonio. Esto aterró aún más al muchacho que nunca había
visto algo parecido.
Al momento, la
cama dejó de moverse por completo y Karina cayó estrepitosamente en ella de
nuevo inconsciente. Había una calma inquietante en el aire, parecía como si
nada de aquello hubiera pasado realmente. Dany continuaba casi congelado a unos
pasos de la cama sin saber que decir ni que hacer. Karina comenzó a
despertarse, sus ojos ya no estaban rojos y no se veía tan pálida como hacía
unos instantes. Esto alivió un poco al muchacho que se acercó hacia ella para
preguntarle si estaba bien. Ella lo miró con lágrimas en los ojos, parecía no
recordar nada.
De pronto un
fuerte malestar en su abdomen le hizo dar un grito profundo que volvió a
asustar a Dany hasta los huesos. Mientras ella se levantaba la bata revelando
un vientre hinchado y amoratado, que se hacía cada vez más grande. Algo dentro
parecía moverse sin control mientras ella se retorcía y gritaba por el dolor.
De nuevo Dany, presa del pánico quedó paralizado observando aquel espeluznante
acontecimiento. Pudo ver como lo que estuviera dentro de la barriga de Karina
se movía repentinamente hacia la parte baja de su pelvis, casi como un enorme
gusano, hasta que emergió en una explosión de sangre y coágulos por entre las
piernas de la muchacha destrozando su ropa interior. Era tal la cantidad de
sangre que Dany casi no pudo ver lo que había salido de Karina. Lo que fuera,
se escabulló debajo de la cama nadando casi en un río de sangre. Las sábanas
habían quedado completamente manchadas de un rojo profundo y la muchacha, que
no había perdido la razón a pesar del inmenso dolor y la terrible experiencia,
respiraba agitadamente mientras volvía a ver a Dany llorando
descontroladamente.
Pudieron notar el
rastro de huellas sangrientas que había dejado aquella cosa al salir, esta se
había movido de debajo de la cama y había caminado por las paredes y
cielorraso, dejando a su paso cuadros quebrados y lámparas rotas, sucios con
enormes manchas rojizas. Las huellas parecían terminar en un gran agujero en
una de las paredes, que parecía que alguien lo había hecho con las manos
desnudas. Se podían ver rastros de piel y sangre en los bordes.
La pareja salió
despacio de la habitación hacia el pasillo que daba a las gradas que iban a la
cocina en la parte inferior. Ya la muchacha le había dicho a Dany que ahí
podían conseguir un cuchillo o algo con qué defenderse de aquella cosa.
Caminaron por el pasillo muy despacio, tratando de escuchar cada sonido, de
pronto se escuchó el ruido de un celular; venía de la planta baja, posiblemente
ahí lo había dejado Dany. La pareja se volvió a ver y sin decir palabra,
parecía que se pudieron leer la mente. La prioridad era conseguir ese celular.
Siguieron caminando, el celular seguía timbrando, pero a unos pasos de llegar a
la escalera, escucharon un ruido como de un golpe en el piso de abajo, pararon
en seco. El ruido se convirtió luego en algo casi indescriptible, era como si
se arrastrara una bolsa de carne pesada y mojada por el piso a gran velocidad,
acompañada de un balbuceo horrible. El teléfono seguía sonando, pero pronto,
escucharon como si hubiese sido sumergido en agua hasta que dejó de timbrar.
Una especie de grito aterrador inundó el aire e hizo estremecer toda la casa.
Luego pudieron ver como el celular era lanzado a hacia las escaleras
quebrándose por completo contra la pared, para luego escuchar como aquel ruido
de bolsa se movía hacia las escaleras.
Dany y Karina
corrieron a esconderse a toda prisa en otro de los cuartos, dentro del closet.
Mientras escuchaban atentos como aquella criatura subía poco a poco cada
peldaño. Al tiempo, emitía un extraño ruido, casi como un gruñido agitado. La
pareja, muy asustada, se miraba uno al otro dentro del armario cerrado, sin
decir palabra. El miedo los invadía aún más conforme el ruido se hacía más
fuerte, pues sabían que estaban atrapados. Un grito monstruoso, desgarrador y
profundo cruzó el aire, viajando por todos los rincones de la casa haciendo
temblar las paredes. Karina, lloraba tapándose la boca y Dany trataba de
consolarla.
Los pasos se
detuvieron en la puerta del cuarto donde ellos estaban, pero luego continuaron
acercándose al closet. Se podía escuchar como si cayeran gotas de agua en el
suelo con cada pisada y un leve gruñido, se detenía solo unos segundos mientras
se escuchaba el sonido de una aspiración nasal muy fuerte. Era como si aquella
cosa estuviera olfateando el lugar para encontrarlos.
De repente, el
ruido cesó por completo. Pasaron unos segundos y escucharon como si los pasos
salieran del cuarto. Dany, seguía tratando de consolar a Karina, que estaba a
punto de un colapso nervioso, este le decía que ya la criatura se había ido y
que estaban a salvo de momento. Pero, él no había terminado de decirle eso
cuando la puerta del closet se abrió de golpe, únicamente pudieron ver por un
segundo unos enormes ojos amarillentos rodeados de una enorme masa roja llena
de sangre. En ese momento, esa criatura tomó una pierna del muchacho y corrió,
arrastrándolo por todo el suelo hasta la planta baja, revolcándolo en un charco
rojo, en cada esquina Dany golpeaba su cabeza y extremidades y para cuando
llegó al piso de abajo tenía varias fracturas expuestas y una gran herida en la
frente. Todo esto mientras Karina no paraba de gritar por la desesperación.
Dany, había
perdido la consciencia por los golpes y para cuando despertó ya era de noche
otra vez, se encontraba tirado en el suelo en medio de la sala, podía escuchar
un ruido como de mordiscos y chasquidos, mientras algo goteaba en el suelo. A
lo lejos, podía escuchar el llanto, casi cansado de Karina en el segundo piso.
Trató de levantar
la cabeza, pero el dolor lo detuvo. Miró al frente y lo que vio lo llenó de
horror. Aquella criatura estaba chupando y mordisqueando uno de sus pies, que
ya estaba bastante destrozado, grandes pedazos de carne le faltaban y se podía
ver parte del hueso, la sangre chorreaba de su pie. Todo el piso de la sala
estaba cubierto en un charco de sangre.
Trató de zafarse,
pero aquella criatura lo tenía aferrado con fuerza y el ya no tenía muchas
energías. Alzó la mirada para ver si encontraba algún arma o algo con lo que
pudiera golpear a la criatura. Pero no vio más que el viejo reloj de bolsillo
que le regaló su mamá. Este colgaba de un sillón a unos centímetros de él,
seguramente había caído ahí la noche anterior mientras estaban bebiendo.
Entonces Dany
recordó lo que le dijo su mamá sobre el reloj, este lo podría proteger. Se
estiró todo lo que pudo, mientras sentía aún como su pie era devorado, por un
segundo la criatura volteó a verlo a los ojos, pues el movimiento le llamó la
atención, pero no tardó mucho en volver a su comida. El muchacho logró
estirarse lo suficiente y tomar el reloj con sus manos, estaba lleno de sangre,
parecía que se había salpicado. Dany lo limpio y lo revisó a como pudo.
Descubrió una inscripción que no había visto antes en la tapa que decía: “La
emoción más antigua y más fuerte de la humanidad es el miedo, y el miedo más
antiguo y fuerte es el miedo a lo desconocido. H. P. L.”
Sin entender
mucho aquella frase, Dany abrió el reloj, ahí estaba la foto de su familia,
pero descubrió que la foto se podía mover y detrás de esta había un pequeño
cristal que brillaba intensamente. Fue tan fuerte e intenso el brillo, que sus
ojos no aguantaron, entonces perdió el conocimiento, una claridad inundó por
completo la casa. La criatura al ver aquella claridad profirió un enorme grito
y de un brinco salió por una de las ventanas, destrozándola en el proceso y
dejando un rastro de sangre como siempre.
Al día siguiente
el ruido fuerte del llanto de un niño despertó a Karina de un brinco.
Sorprendida, se dio cuenta que estaba en un cuarto de hospital. No tardó mucho
en llegar Dany en una silla de rueda empujado por un enfermero, su pierna y uno
de sus brazos estaban inmovilizados.
Dany al verla sonrió, no dijo nada, solamente estaba contento por verla
bien. El enfermero salió y al momento entró un doctor. Este los saludó mientras
le hacía un chequeo de rutina a la muchacha. El doctor les dijo:
_ Todo parece
normal, por dicha la mamá y el bebé están bien. ¿Ya pensaron en un nombre?
Dany y Karina se
miraron uno al otro con horror.
En el año 2014 la vida en pareja sin hijos se
etiquetó como una tendencia y se ha incrementado en los últimos años por
múltiples razones que van desde el impacto al medio ambiente, sobrepoblación,
interferencia en carrera profesional hasta miedo de dañar la relación, entre
otros. Esta tendencia encuentra rechazo y frustración entre familiares y amigos
de la pareja.
Fuente:
https://globalnews.ca/news/3900117/people-choose-no-kids/
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